Ser mujer no es impedimento para el desarrollo de grandes proyectos productivos porque, a pesar de lo duras que puedan ser las tareas, hay que ver a las mujeres del corregimiento de Tierradentro en Montelíbano, Córdoba, quienes asumen sus labores con liderazgo, fortaleza y compromiso.
El corregimiento de Tierradentro fue uno de los más golpeados por el conflicto armado del país, sus tierras quedaron «minadas» de viudas y huérfanos. En sus recuerdos aún existe lo que les dejó la madrugada del 1 de noviembre de 2006, hecho que terminó acrecentando el desplazamiento de sus pobladores. Sin embargo, el ahínco de sus habitantes, de aquellos que retornaron, ha permitido su resurgimiento.
Con el propósito de renacer, se creó, en el 2017, la Asociación de Campesinos Desplazados de Tierradentro. Pese a sus pocos años de funcionamiento, esta iniciativa ha permitido a muchas mujeres víctimas abrirse nuevos caminos de superación y de restablecimiento de sus ingresos económicos. De acuerdo con Sol Johana Pacheco Torres, una de sus integrantres, «el 90 % de los miembros de la Asociación son mujeres, muchas de ellas cabeza de hogar y de la tercera edad».
El emprendimiento y potencial de estas mujeres no encuentran límites, más aún cuando esta iniciativa contó con una oportunidad para seguir adelante: es como si sus situaciones duras y esfuerzos sin desmayos al fin encontraran unas condiciones más equitativas y justas. En el marco de las acciones de FUPAD y el Programa FEST, la Asociación fue seleccionada por la comunidad como el proyecto productivo a ser fortalecido. Gracias a este respaldo, recibieron un incentivo que les permitió invertir en la producción piscícola que hoy, en tres estanques, alberga y produce 12 mil peces.
Justamente, con esta multiplicación de peces, obra del empeño y persistencia de estas mujeres, 25 familias se benefician. Los hogares de Sol Johana y de Magdalena María Arias Calle son dos de estos, ya que con esta abundancia el alimento no les falta ni tampoco ingresos, porque el excedente lo comercializan en su comunidad.
Pero el trabajo de este convenio no quedó aquí, con el propósito de ayudarles a mejorar sus capacidades de gestión, comercialización, producción y diversificación de sus actividades productivas, las familias de Tierradentro recibieron capacitaciones en temas de asociatividad, manejo de recursos y trabajo en equipo. Para Sol Johana, «tanto el soporte económico como este acompañamiento, permitieron que las mujeres se motivaran más a trabajar y a ayudarse ellas mismas, lo que fortaleció aún más el funcionamiento de la Asociación, así como el explorar otras oportunidades de mercado».
«Al principio, para nosotras el trabajo fue duro, nos tocó cavar estanques a mano, a puño. Para que todo funcione, el trabajo lo tenemos compartido, por ejemplo, contamos con una planilla para echarles la comida a los peces y de lunes a domingo siempre tenemos a dos mujeres atendiendo los estanques. Todas venimos a trabajar. Yo les digo a ellas que sigamos adelante, que no desmayemos porque después tendremos buenos provechos».
Magdalena María Arias Calle
Vicepresidenta de la Asociación de Campesinos Desplazados de Tierradentro.